miércoles, 11 de febrero de 2009

YO FUÍ UN VIDEO-NIÑO

Siguiendo con el mismo discurso en el que Carlos Monsiváis con el elogio a los libros nos introduce, retomamos ahora las ideas de Giovanni Sartori y su ya tan conocido Homo Videns. En los primeros capítulos del texto se nos plantean ideas muy importantes a las cuales Monsiváis hace referencia acerca del problema que hoy en día se tiene con base a la falta orientación y gusto por el libro.

Es muy importante discutir sobre una de las tesis principales que el texto plantea; esta sostiene que en los últimos tiempos el ser humano ha pasado de ser un homo sapiens para convertirse en un homo videns, es decir, un hombre que ve. En la actualidad todos sabemos que las nuevas tecnologías modifican los usos y costumbres de las personas, logrando que las dinámicas sociales sean cada vez más diferentes.

Bien lo dice Sartori cuando expone el hecho de que todas aquellas facultades con las que el hombre cuenta y las cuales lo han hecho diferente del resto de los seres vivos del planeta, ahora son sustituidas por una sola, la vista. Es evidente que en el presentemente las actividades humanas han pasado a ser sustituidas unas por otras, normalmente ya no se lee un libro, se ve una película, ya no se juega con juguetes manuales, la era de los videojuegos ha arrasado con las diversiones. Tantas y tantas cosas que en este momento podemos expresar, solo para darnos cuenta y hacernos a la idea de que el mundo está cambiando.

Claro, el mundo está cambiando, pero no necesariamente para bien; como ya lo dije, las actividades tecnológicas y todos aquellos elementos de una era globalizada pasan a ser las necesidades básicas de la humanidad. Con esto no quiero decir que esto sea malo, pero independientemente de que el desarrollo económico se vea beneficiado con la globalización, las actividades del ser humano relacionadas con el progreso de la literatura y el gusto por las letras, por ejemplo, se han visto mermadas por este fenómeno.

Sí, ahora a todo se le hadado un sentido visual, hemos llegado al momento en el que no creemos nada si no lo comprobamos con la vista, nos convertimos en personas que ponemos en duda algo de lo que no se es testigo si no es a través de los ojos. Entonces ¿qué es lo que pasa con los libros?, ¿qué destino les espera?

Hoy es más fácil sentar a un niño frente al televisor que brindarle una educación en la que se necesite invertirle tiempo, es de esto de lo que se tata cuando se dice que las dinámicas de la vida humana han cambiado. Ya no se educa a los niños con juegos didácticos ni cuentos de hadas, ahora lo hace el Mundo de Disney, Bob esponja y Los Simpson. Bien lo diría Karol Wojtyla en el libro donde publicó un pequeño escrito llamado “La televisión es mala maestra”; ahí explica su opinión frente al hecho de que en flagrante los padres ya no se preocupan por la educación de sus hijos, simplemente los sientan frente a un televisor el cual los entretenga con imágenes y sonidos mientras ellos hacen otras actividades “más importantes”.

Este fenómeno Wojtyla lo denomina “la niñera electrónica” y es algo muy parecido a lo que Sartori designa como el “video-niño”, pues ambos exponen el hecho de que hoy los niños son educados a través de una pantalla, y no por medio de sus padres. Ese es el gran problema, y a eso me refiero cuando digo que yo fui un video-niño. Realmente el trasfondo del problema se traduce a un círculo vicioso en el cual los padres transmiten hábitos de los cuales un niño no puede prescindir cuando es lo único que conoce. Es decir, si a mí me enseñaron a ver televisión, yo voy a ver televisión, entonces ¿en dónde está la solución?

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