sábado, 28 de febrero de 2009

$$NUMEROS$$

Sabemos que actualmente es muy difícil levantar un pequeño negocio, hacer una inversión para alguna cosa o simplemente ganarse la vida honradamente. La verdad la situación económica de nuestro país México, y de todo el mundo, no augura un buen futuro, es por eso que es muy importante tomar conciencia de las cosas que están sufriendo los estragos del contexto que se vive.


A qué viene todo esto, la verdad lo que hoy es preocupante es la gran dificultad con la que la industria editorial sobrevive en el mundo, la industria editorial y las demás en general, pues como sabemos el mercado intelectual siempre se ha visto en circunstancias complicadas gracias a la poca popularidad y el desagrado que sociedades como la mexicana tienen a los libros.

Y a qué viene este tema, a que afortunadamente llegó a mis manos un escrito en el que explica todo el proceso por el que pasa la manufacturación de un libro, desde que salen las ideas de la cabeza del autor hasta que llega a las manos del lector, y es muy entendible saber que todo eso implica un proceso tan apegado a la ley de la oferta y la demanda como cualquier otro producto.

Esto porqué durante este proceso el libro no tiene un valor tan simbólico como el que le ofrece un lector sino hasta que llega a sus manos, antes es una mera mercancía de la que vale la pena entender que no se trata más que de una producción con la pequeña diferencia que con lo que se comercializa es con conocimiento, cultura, sabiduría e ingenio.

Por lo mismo se aborda este tema, no se producen latas o pescado, se trata de pequeñas capsulas de conocimiento en las que cada persona puede crear un pequeño mundo con todo aquello que contienen esas hojas encuadernadas llamadas libros.

Resulta increíble comprender cómo es que funciona la industria del libro, pues como sabemos implica todo un proceso que incluye a muchísimas personas para que el producto pueda llegar hasta los ojos, o el librero, del consumidor. Autores, editores, mano de obra, vendedores, etc. Tantas y tantas manos por las que tiene que pasar la mercancía para que finalmente pueda ser instrumento del disfrute de las personas.

Pero no quiero hablar de todo lo complicado que implica entender los porcentajes, costos, inversiones y ganancias que se requieren para la producción de libros, me gustaría comentar sobre algo que me llamó mucho la atención. ¿Cuando un autor planea una obra lo hace pensando si se venderá o se enfoca por plasmar lo que quiere?

Considero que hay de todo, así como hay personas que se encargan de lucrar con su imaginación y conocimientos, también hay a los que les interesa la difusión de la cultura. Hoy sabemos que la situación económica es bastante complicada, por lo tanto no podemos negar ni juzgar la opción de hacer de un libro una mercancía en la que una persona pretenda obtener ganancias de este rubro.

Lo anterior porque sabemos que para todo hay gustos, pues así como hay libros destinados a la difusión de la ciencia, por ejemplo, también hay otros con fines de entretenimiento. Aunque cabe aclarar que esto de ninguna forma compite con la industria de los video juegos, el cine o la televisión, a pesar de que el libro también ofrece posibilidades de distracción e identificación con la fantasía a la que comúnmente estamos identificados.

Aunque sabemos que los libros nos brindan posibilidades de poner en práctica nuestra capacidad de abstracción, hoy es muy difícil que la gente logre apreciar el gran esfuerzo y toda la producción que necesita un trabajo escrito.

Gracias a la pérdida de nuestra capacidad de asombro cada vez vamos buscando alternativas que logren impresionar a nuestros sentidos, por lo tanto industrias como la editorial es muy difícil que prospere.

Es por eso que antes de querer publicar un libro hay que pensarlo dos veces, y no lo digo por lo difícil de su publicación sino por la dura competencia a la que hay que enfrentarse, no hay que ser pesimistas, simplemente hay que ser precavidos.

Referencias:
SMITH, Datus, C. Proceso de publicación de un libro. En Guía para la publicación de libros. México, Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México, 1991.

martes, 24 de febrero de 2009

TODO UN PROCESO

Llegamos a un punto muy interesante en el cual abordaremos uno de los procesos más importantes que tiene que ver precisamente con lo producción del conocimiento, estoy hablando de los libros; sí, los libros como bien lo sabemos son la muestra física del gran pensamiento mediante el cual una persona puede plasmar y presentar en algo tangible su trabajo, ya sea intelectual, político, social, su filosofía de vida o simple y sencillamente algo que pueda llamarle la atención y deseé darlo a conocer al mundo.


Si lo pensamos bien hoy en día, y desde siempre, la publicación de un libro es tan complicada como hacerlo, lo digo porque no debe ser tan fácil que en tan solo un reducido número de páginas una persona logre plasmar todo aquello que puede moverle su ser. Y no solo eso, que sea posible forjar y transmitir conocimientos los cuales deben ser trascendentes, útiles, verídicos y sobre todo importantes para la sociedad, de lo contrario nos enfrentaremos con un libro chatarra, invendible.


Cuando me refiero a invendible me refiero a que, independientemente de la fabricación de un libro, y de todo proceso productivo, éste se consuma cuando el producto llega a las manos de un consumidor; por lo tanto para hacer un libro no sólo es necesario quién lo hace y cómo se hace, sino también a quién o quiénes va a llegar, si éstos lo van a aceptar o no.
Creo que ya me confundí, estoy tratando de decir que cuando una persona escribe un libro, éste tiene que pasar por diferentes procesos; de esto nos habla Datus C. Smith en la Guía para la publicación de libros, la cual hace referencia a los diferentes actores que tienen que interactuar cuando se pretende fabricar un libro.


El autor, sin duda es quien pone la materia prima de todo el trabajo: la idea o el pensamiento. Es aquel que elabora un manuscrito del cual se tiene la idea de dar a conocer, esto se lleva con un impresor quien es el fabricante del libro, el cual logra manufacturar esa materia prima y convertirla en un trabajo visible, el libro.


Todo este trabajo más tarde llega a manos de un vendedor quien es el encargado de hacer llegar el libro a los usuarios. Suena fácil cuando en realidad no lo es, estamos ignorando una de las piezas clave que ayudan en todo este proceso, y este es el editor. Este rol lo desempeña la persona que se encarga de entablar relaciones con todos los socios, anteriormente mencionados, con el fin de efectuar de manera eficaz lo que implica la producción de libros, desde que el autor lo escribe, hasta que el lector hace uso de el.


Este pequeño escrito del cual hago referencia es para saber y sobre todo identificar cada escalón que hay que pasar cuando se quiere introducir en el complicado, pero no por eso menos maravilloso mundo del libro. Es por eso que no tenemos otra opción que como buenos periodistas (o amenazas de) no debemos ignorar uno de los procesos en los que en el futuro podremos incursionar, claro si tenemos suerte y logramos entrar en un campo laboral.


Pero a todo esto, qué valdría la pena rescatar o tomar en cuenta por nosotros a los que nos interesa todo y de lo cual no debemos ignorar nada, es decir, “los periodistas” (el entrecomillado fue a propósito). En realidad sería interesante indagar un tema que sin duda dentro del mundo profesional del periodismo no nos será ajeno.


Con base a esto no quiero ser pesimista, pues aunque hoy en día es muy difícil publicar un libro, no es imposible, a esto le agregamos la constante investigación y preparación para crear textos útiles para la sociedad, pues qué obtendremos, libros, libros, libros.


Referencias:
SMITH, Datus C. Guía para la publicación de libros. México, Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México, 1991.

miércoles, 18 de febrero de 2009

UNA PEQUEÑA TRANSFORMACIÓN

Ya está por muchos dicho que el habla ha cobrado auge desde hace miles de millones de años, por lo que es muy importante resaltar que desde sus inicios el hombre se ha visto en la necesidad de expresar y denotar todo aquello que siente, le rodea y piensa. Por lo mismo es primordial identificar y apreciar cómo es que a través del paso del tiempo esa facultad tan propia del ser humano, de crear y articular palabras, se ha convertido en una de las principales causas por las que las personas ahora vivimos en sociedad y logramos establecer comunicación unos con otros. Además de algo tan simple como diferenciarnos de los animales.

El texto de Daniel Cassany es un pequeño escrito en el que se nos explica y se expresa cómo es que en la actualidad la vida del libro corre peligro, aunque suene dramático, cabe resaltar que lo digo en un sentido literal. Hoy en día el desarrollo de las nuevas tecnologías, en especial las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) han cobrado cada vez más importancia para la vida y el desarrollo humano, sobre todo para las dinámicas de interacción social.

Son tantas y tantas las cosas de las que podríamos abordar respeto a la lectura, sin embargo nada de esto valdría la pena si con todo lo que leemos y aprendemos diariamente no lo relacionáramos con nuestra vida diaria. Por lo tanto al adentrarme en el tema del que Cassany pone énfasis resulta evidente que todo aquello que el autor expone tiene mucho que ver con lo que en nuestros días los jóvenes y todas las nuevas generaciones vivimos constantemente.

Es significativo tomar en cuenta y sobre todo comprobar que, por lo menos en México, desde que nació el internet y las tecnologías digitales se ha cobrado importancia en ellos para el desarrollo de la vida cotidiana, por lo mismo actualmente se adoptan nuevos modos de ver el mundo y lo más importante, se adquieren y hacen propias las dinámicas en las que se tiene que participar en la era digital e internet.

Tan difícil de creer y tal fácil de comprobar lo anteriormente dicho; para qué ir tan lejos cuando se vive en una sociedad en la que los recursos que ofrece la tecnología son cada vez más necesarios para lograr establecer una misma sintonía con la que estemos acorde a lo que la vida laboral, escolar y social exigen cada día. Tan sencillo como esto, normalmente los estudiantes, sea del área que sea, establecen brechas en las que ya no es necesaria la convivencia de manera presencial. Hoy existen infinidad de redes on line en las que no es nada complicado que un grupo de personas logren desarrollar trabajos de los cuales anteriormente se pensaba imposible realizar si no era mediante una afinidad de tiempo y espacio.

Messenger, Face book, Hi5, Hotmail, Yahoo, Gmail y tantas otras redes sociales que podríamos encontrar en la red que sería ilógico prescindir de ellas cuando la tecnología da oportunidad de usarlas sin limite de tiempo, espacio, acceso, uso, apropiación y lo mejor de todo “GRATIS”. Pero qué tiene de malo todo esto: ¿se pierde la interacción interpersonal? ¿Poco a poco el lenguaje escrito va perdiendo atributos y la lengua se va modificando para adaptarse a nuevas reglas? ¿Las relaciones sociales ahora se hacen a través de una máquina? ¿Se vive una realidad virtual? ¿Se pierde el gusto por la letra escrita y la primacía de la imagen gana terreno? La respuesta a todo esto es… Si.

En verdad pasa todo esto, pero qué será del hombre si aunque le caigan limones del cielo no aprende a hacer limonada. Todo esto no es más que una mera cuestión de valores, si en verdad no estamos acostumbrados a tomarle el gusto a los libros y un ordenador nos ofrece otras (muchas) alternativas ¿porqué no tomarlas? Con esto no digo ni establezco una comparación del libro con las maquinas, en realidad no tienen nada que ver, pero si empezamos a cambiar aunque sea un poquito nuestra apatía mental y nos abrimos a las posibilidades que la era digital nos ofrece, ¿porqué no aceptarlas?

Cuestión de valores, si en toda nuestra vida pocas veces nos hemos preocupado porque nuestro país, al menos, tenga un desarrollo tecnológico y académico desde hace mucho tiempo, entonces ahora somos tan pesimistas con las nuevas alternativas que nos ofrecen los avances tecnológicos. No desprestigiemos ni al libro ni a las máquinas, mucho menos a la red, únicamente dejémonos llevar por la posibilidad que cada una nos ofrece, es decir, si nos hacemos valer de los recursos de la actualidad para facilitarnos muchas cosas, como la inmediatez, usabilidad, velocidad, exuberancia, irradiación, innovación, volatilidad y tantos atributos; ayudándonos del gran pensamiento, artístico, cultural, intelectual que nos han dejado los grandes pensadores a través de sus libros, el desarrollo de nuestra sociedad sería incalculable.

A lo único a lo que nos debemos atener es que la sociedad sin duda va a cambiar de manera irreversible, ya que en verdad no sabremos si el día de mañana no sabremos si asistiremos a la escuela y sólo escucharemos una video-conferencia (lo cual en muchas partes ya se hace), pero en fin… No tenemos otra opción que algo tan esencial para la sobrevivencia del hombre como “la adaptación”.

CASSANY, Daniel. De lo analógico a lo digital. En Revista latinoamericana de lectura. Junio de 2000.

miércoles, 11 de febrero de 2009

YO FUÍ UN VIDEO-NIÑO

Siguiendo con el mismo discurso en el que Carlos Monsiváis con el elogio a los libros nos introduce, retomamos ahora las ideas de Giovanni Sartori y su ya tan conocido Homo Videns. En los primeros capítulos del texto se nos plantean ideas muy importantes a las cuales Monsiváis hace referencia acerca del problema que hoy en día se tiene con base a la falta orientación y gusto por el libro.

Es muy importante discutir sobre una de las tesis principales que el texto plantea; esta sostiene que en los últimos tiempos el ser humano ha pasado de ser un homo sapiens para convertirse en un homo videns, es decir, un hombre que ve. En la actualidad todos sabemos que las nuevas tecnologías modifican los usos y costumbres de las personas, logrando que las dinámicas sociales sean cada vez más diferentes.

Bien lo dice Sartori cuando expone el hecho de que todas aquellas facultades con las que el hombre cuenta y las cuales lo han hecho diferente del resto de los seres vivos del planeta, ahora son sustituidas por una sola, la vista. Es evidente que en el presentemente las actividades humanas han pasado a ser sustituidas unas por otras, normalmente ya no se lee un libro, se ve una película, ya no se juega con juguetes manuales, la era de los videojuegos ha arrasado con las diversiones. Tantas y tantas cosas que en este momento podemos expresar, solo para darnos cuenta y hacernos a la idea de que el mundo está cambiando.

Claro, el mundo está cambiando, pero no necesariamente para bien; como ya lo dije, las actividades tecnológicas y todos aquellos elementos de una era globalizada pasan a ser las necesidades básicas de la humanidad. Con esto no quiero decir que esto sea malo, pero independientemente de que el desarrollo económico se vea beneficiado con la globalización, las actividades del ser humano relacionadas con el progreso de la literatura y el gusto por las letras, por ejemplo, se han visto mermadas por este fenómeno.

Sí, ahora a todo se le hadado un sentido visual, hemos llegado al momento en el que no creemos nada si no lo comprobamos con la vista, nos convertimos en personas que ponemos en duda algo de lo que no se es testigo si no es a través de los ojos. Entonces ¿qué es lo que pasa con los libros?, ¿qué destino les espera?

Hoy es más fácil sentar a un niño frente al televisor que brindarle una educación en la que se necesite invertirle tiempo, es de esto de lo que se tata cuando se dice que las dinámicas de la vida humana han cambiado. Ya no se educa a los niños con juegos didácticos ni cuentos de hadas, ahora lo hace el Mundo de Disney, Bob esponja y Los Simpson. Bien lo diría Karol Wojtyla en el libro donde publicó un pequeño escrito llamado “La televisión es mala maestra”; ahí explica su opinión frente al hecho de que en flagrante los padres ya no se preocupan por la educación de sus hijos, simplemente los sientan frente a un televisor el cual los entretenga con imágenes y sonidos mientras ellos hacen otras actividades “más importantes”.

Este fenómeno Wojtyla lo denomina “la niñera electrónica” y es algo muy parecido a lo que Sartori designa como el “video-niño”, pues ambos exponen el hecho de que hoy los niños son educados a través de una pantalla, y no por medio de sus padres. Ese es el gran problema, y a eso me refiero cuando digo que yo fui un video-niño. Realmente el trasfondo del problema se traduce a un círculo vicioso en el cual los padres transmiten hábitos de los cuales un niño no puede prescindir cuando es lo único que conoce. Es decir, si a mí me enseñaron a ver televisión, yo voy a ver televisión, entonces ¿en dónde está la solución?

AUNQUE NOS CUESTE TRABAJO ACEPTARLO

De acuerdo a lo expresado por el buen Carlos Monsiváis, en el elogio (según él) innecesario a los libros, es importante tomar en cuenta y reflexionar un poco sobre los temas que se toman en cuenta. Primero, el gran problema que hoy en día tenemos con respecto a los malos hábitos de la lectura en el país, sobre todo por la falta de interés e ineficiencia para combatir el problema.

Resulta importante recalcar sobre este tema; el cual se presta para hablar de forma extensa, para que de manera muy personal podamos manifestar nuestra opinión respecto a un problema que sin duda nos afecta de manera directa a los estudiantes y a la población en México.

Algo que Monsiváis aborda y que me parece realmente interesante es que de manera muy acertada le atribuye al problema a las prácticas que en la actualidad hay. Entre ello la cada vez más grande empatía con todos aquellos elementos de la globalización, lo cual permite que las personas no establezcamos cierta afinidad por los libros.

Y qué mejor manera de hablar de algo a lo que en verdad se ha vivido muy de cerca si no es con la experiencia misma. En lo personal el gran desinterés por la vida académica, la lectura, los libros o la cultura es algo que ha estado muy cercado a la dinámica social en la que muchas personas nos hemos desarrollado.

Y no hablo sólo por mí mismo, sino por todas aquellas personas que no crecimos en un ambiente intelectual, en el cual desde temprana edad NO se nos inculcó algo tan apasionante como los libros. ¿Qué pasa con todo aquel sector de la población que sin duda el comprar un libro implica un lujo y no una inversión hacia la inteligencia? Entonces, sería importante tomar en cuenta también inconvenientes económicas al problema que hoy en día es considerado grave para la sociedad, sobre todo para la sociedad mexicana.

Con este comentario me refiero a que no es tan fácil juzgar y ver este fenómeno de apatía intelectual desde afuera, cuando se pertenece a un grupo al que le cuesta demasiado trabajo el entender un libro, y sobre todo apegarse a un hábito al que se ha sido ajeno por toda una vida.
No pretendo justificar el hueco cultural existente en mí y muchos otros a los que la lectura implica un gran esfuerzo, pero considero que sí valdría la pena empezar por el principio, valga la redundancia, y tratar de modificar los usos y costumbres, principalmente, al echar a andar nuestra mente, poner en marcha el intelecto y la razón para que de esta forma no nos traguemos todo aquello a lo que Monsiváis hace referencia cuando dice que en la actualidad los medios de comunicación audiovisuales le están ganando la batalla a los medios impresos, para se exacto, los libros.

Sin duda el autor tiene la boca llena de razón cuando expone las posibles causas de la disfunción lectora en nuestro país, pero yo creo, aunque suene cursi y repetitivo, que el cabio no está más que en uno mismo. Vulgarmente diríamos, hay que apretarnos un… para que aunque nos cueste nos empeñemos en conocer qué es todo aquello que tantos y tantos genios de la pluma tienen que decirle al mundo.

En fin, son tantos y tantos los problemas que aborda Monsiváis para enmarcar lo que implica el ínfimo desarrollo del gusto por las letras en México, que si bien sí valdría la pena mencionar, pero no serviría de nada si no empezamos siquiera hojear aunque sea “Para leer de boleto en el metro”. Es decir, si empezamos por lo esencial y leemos nuestro primer libro, creo que la carrera al fin comenzará, o bien, se combatirá todos aquellos malos juicios y actitudes de la vida y el universo tan maravilloso de la letra iniciará. (¿uyy que cursi no?).