Llegamos a un punto muy interesante en el cual abordaremos uno de los procesos más importantes que tiene que ver precisamente con lo producción del conocimiento, estoy hablando de los libros; sí, los libros como bien lo sabemos son la muestra física del gran pensamiento mediante el cual una persona puede plasmar y presentar en algo tangible su trabajo, ya sea intelectual, político, social, su filosofía de vida o simple y sencillamente algo que pueda llamarle la atención y deseé darlo a conocer al mundo.

Si lo pensamos bien hoy en día, y desde siempre, la publicación de un libro es tan complicada como hacerlo, lo digo porque no debe ser tan fácil que en tan solo un reducido número de páginas una persona logre plasmar todo aquello que puede moverle su ser. Y no solo eso, que sea posible forjar y transmitir conocimientos los cuales deben ser trascendentes, útiles, verídicos y sobre todo importantes para la sociedad, de lo contrario nos enfrentaremos con un libro chatarra, invendible.
Cuando me refiero a invendible me refiero a que, independientemente de la fabricación de un libro, y de todo proceso productivo, éste se consuma cuando el producto llega a las manos de un consumidor; por lo tanto para hacer un libro no sólo es necesario quién lo hace y cómo se hace, sino también a quién o quiénes va a llegar, si éstos lo van a aceptar o no.
Creo que ya me confundí, estoy tratando de decir que cuando una persona escribe un libro, éste tiene que pasar por diferentes procesos; de esto nos habla Datus C. Smith en la Guía para la publicación de libros, la cual hace referencia a los diferentes actores que tienen que interactuar cuando se pretende fabricar un libro.
El autor, sin duda es quien pone la materia prima de todo el trabajo: la idea o el pensamiento. Es aquel que elabora un manuscrito del cual se tiene la idea de dar a conocer, esto se lleva con un impresor quien es el fabricante del libro, el cual logra manufacturar esa materia prima y convertirla en un trabajo visible, el libro.
Todo este trabajo más tarde llega a manos de un vendedor quien es el encargado de hacer llegar el libro a los usuarios. Suena fácil cuando en realidad no lo es, estamos ignorando una de las piezas clave que ayudan en todo este proceso, y este es el editor. Este rol lo desempeña la persona que se encarga de entablar relaciones con todos los socios, anteriormente mencionados, con el fin de efectuar de manera eficaz lo que implica la producción de libros, desde que el autor lo escribe, hasta que el lector hace uso de el.
Este pequeño escrito del cual hago referencia es para saber y sobre todo identificar cada escalón que hay que pasar cuando se quiere introducir en el complicado, pero no por eso menos maravilloso mundo del libro. Es por eso que no tenemos otra opción que como buenos periodistas (o amenazas de) no debemos ignorar uno de los procesos en los que en el futuro podremos incursionar, claro si tenemos suerte y logramos entrar en un campo laboral.
Pero a todo esto, qué valdría la pena rescatar o tomar en cuenta por nosotros a los que nos interesa todo y de lo cual no debemos ignorar nada, es decir, “los periodistas” (el entrecomillado fue a propósito). En realidad sería interesante indagar un tema que sin duda dentro del mundo profesional del periodismo no nos será ajeno.
Con base a esto no quiero ser pesimista, pues aunque hoy en día es muy difícil publicar un libro, no es imposible, a esto le agregamos la constante investigación y preparación para crear textos útiles para la sociedad, pues qué obtendremos, libros, libros, libros.
Referencias:
SMITH, Datus C. Guía para la publicación de libros. México, Asociación de Editores de Instituciones de Educación Superior de México, 1991.

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