miércoles, 11 de febrero de 2009

AUNQUE NOS CUESTE TRABAJO ACEPTARLO

De acuerdo a lo expresado por el buen Carlos Monsiváis, en el elogio (según él) innecesario a los libros, es importante tomar en cuenta y reflexionar un poco sobre los temas que se toman en cuenta. Primero, el gran problema que hoy en día tenemos con respecto a los malos hábitos de la lectura en el país, sobre todo por la falta de interés e ineficiencia para combatir el problema.

Resulta importante recalcar sobre este tema; el cual se presta para hablar de forma extensa, para que de manera muy personal podamos manifestar nuestra opinión respecto a un problema que sin duda nos afecta de manera directa a los estudiantes y a la población en México.

Algo que Monsiváis aborda y que me parece realmente interesante es que de manera muy acertada le atribuye al problema a las prácticas que en la actualidad hay. Entre ello la cada vez más grande empatía con todos aquellos elementos de la globalización, lo cual permite que las personas no establezcamos cierta afinidad por los libros.

Y qué mejor manera de hablar de algo a lo que en verdad se ha vivido muy de cerca si no es con la experiencia misma. En lo personal el gran desinterés por la vida académica, la lectura, los libros o la cultura es algo que ha estado muy cercado a la dinámica social en la que muchas personas nos hemos desarrollado.

Y no hablo sólo por mí mismo, sino por todas aquellas personas que no crecimos en un ambiente intelectual, en el cual desde temprana edad NO se nos inculcó algo tan apasionante como los libros. ¿Qué pasa con todo aquel sector de la población que sin duda el comprar un libro implica un lujo y no una inversión hacia la inteligencia? Entonces, sería importante tomar en cuenta también inconvenientes económicas al problema que hoy en día es considerado grave para la sociedad, sobre todo para la sociedad mexicana.

Con este comentario me refiero a que no es tan fácil juzgar y ver este fenómeno de apatía intelectual desde afuera, cuando se pertenece a un grupo al que le cuesta demasiado trabajo el entender un libro, y sobre todo apegarse a un hábito al que se ha sido ajeno por toda una vida.
No pretendo justificar el hueco cultural existente en mí y muchos otros a los que la lectura implica un gran esfuerzo, pero considero que sí valdría la pena empezar por el principio, valga la redundancia, y tratar de modificar los usos y costumbres, principalmente, al echar a andar nuestra mente, poner en marcha el intelecto y la razón para que de esta forma no nos traguemos todo aquello a lo que Monsiváis hace referencia cuando dice que en la actualidad los medios de comunicación audiovisuales le están ganando la batalla a los medios impresos, para se exacto, los libros.

Sin duda el autor tiene la boca llena de razón cuando expone las posibles causas de la disfunción lectora en nuestro país, pero yo creo, aunque suene cursi y repetitivo, que el cabio no está más que en uno mismo. Vulgarmente diríamos, hay que apretarnos un… para que aunque nos cueste nos empeñemos en conocer qué es todo aquello que tantos y tantos genios de la pluma tienen que decirle al mundo.

En fin, son tantos y tantos los problemas que aborda Monsiváis para enmarcar lo que implica el ínfimo desarrollo del gusto por las letras en México, que si bien sí valdría la pena mencionar, pero no serviría de nada si no empezamos siquiera hojear aunque sea “Para leer de boleto en el metro”. Es decir, si empezamos por lo esencial y leemos nuestro primer libro, creo que la carrera al fin comenzará, o bien, se combatirá todos aquellos malos juicios y actitudes de la vida y el universo tan maravilloso de la letra iniciará. (¿uyy que cursi no?).

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